La isla de la Gomera es de una de las suertes del archipiélago canario, como cada una de las conformantes. Se trata de la segunda isla de menor tamaño dentro de éste. La misma pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, al igual que La Palma, El Hierro y también Tenerife. La capital de esta gran isla es San Sebastián de La Gomera. A su vez, posee varios reconocimientos a nivel internacional, ya que desde el año 2012 es considerada como Reserva de la Biosfera. No se trata de su único galardón sino también posee el gran Parque Nacional de Garajonay, siendo declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986 por la UNESCO. Así como el conocido silbo gomero, lenguaje silbado heredado por los mismos aborígenes gomeros, reconocido en 2009. Al tratarse de una isla de menor tamaño en comparación con las del resto de su archipiélago posee la penúltima posición en lo que respecta a la población, superando los 20.000 habitantes, y una extensión de casi 400 km2.
La Gomera es una isla con mucha antigüedad y de origen volcánico como todas las Islas Canarias, teniendo unos doce millones de años de antiguedad. Uno de los nombres que recibe esta isla es de la ‘isla colombina’, ya que fue el lugar que Cristobal Colón avistó en 1492. Como se comentó anteriormente, una de las mayores atracciones naturales que ofrece la isla es la del Parque Nacional de Garajonay, considerado desde 1981 como Patrimonio de la Humanidad. Este posee un bosque de laurisilva, característica vegetal subtropical que lo hace único, plagado de multitud de variedad de árboles que mantienen su follaje gracias a gran humedad y las temperaturas amenas de la isla. Se podría decir que es lo más cuidado de La Gomera, obteniendo un papel principal dentro del panorama canario en referencia a los paisajes y a su riqueza natural como archipiélago. Dentro del mismo se pueden aprecias helechos, brezos, laureles, fayas; vegetaciones únicas dentro del contexto gomero, y que florecen gracias a los conocidos como mar de nubes, ya que la el vapor de agua en las hojas de los árboles genera una gran cantidad de agua en el terreno.
Es verdad que La Gomera es una de las islas de menor tamaño de Canarias pero la más propensa a recorrer en coche y conocer toda su geografía, desde el momento en el que uno se baja del barco, ya que no hay aeropuerto, descubre que es montañosa y está poblada por vegetación que que es apreciada a simple vista, incluso en la lejanía del puerto. A su vez, al arrancar hacia el interior de la misma se van apreciando la variedad de montañas y las conocidas ‘degolladas’, en Canarias estas son el nombre que se les da a los collados, a los pasos entre las montañas. Entre otros está el mirador del barranco de La Laja, que se considera uno de los cauces más importantes de la isla, teniendo forma de radial y que nace en el macizo central de la isla y desde la misma avanza a hasta la costa. A su vez hay otros paso entre montañas importantes como es el Roque Iscagüe y la Degollada de La Cumbre, otro paso entre montañas. Desde estos puntos provienen las aguas que llenan las presas como la de Chejelipes, se tratan de construcciones que son totalmente imprescindibles para fomentar la reserva de agua para la agricultura.
También, lo que es la Meseta de Garajonay está asentada sobre capas horizontales de rocas basálticas que contienen un gran acuífero. Se trata de basaltos que representan los cimientos geológicos sobre los que se asienta la mayor parte del Parque Nacional. El mismo se encuentra sobre esta base que fue rellenada por los basaltos, hace millones de años y que a día de hoy forman la meseta central de La Gomera.
Uno de los puntos más conocidos de la isla es La Laguna Grande, que los propios medios advierten cuidar ya que se trata de la principal área recreativa del Parque Nacional de Garajonay, y recibe una cantidad considerable de visitantes. Sobre todo es una zona natural en la que después de una temporada de lluvias fuertes aparece una charla que rápidamente desaparece a causa de la infiltración, por eso le pusieron dicho nombre, en honor a esta situación geográfica. La gran cantidad de visitas hace que de cierto modo se deteriore el territorio en sí, así como el ruido que genera la estancia. A partir de esta situación tan especial hay que contribuir a la limpieza del lugar, a reciclar, también a evitar circular fuera de los conocidos senderos y sobre todo a cuidarse extremadamente de posibles incendios o similares hábitos que pueden desencadenar un desastre irreparable.
Ya en San Sebastián, la capital de La Gomera, esta se conforma a finales del siglo XV, con las primeras edificaciones en la misma. Entre ellas lo que es la primera casa del Conde, hoy conocida como casa de La Aguada, la ermita de La Asunción (que luego será iglesia) y la Torre del Conde, que mantiene su aspecto original, al menos en su exterior. Desde la casa de La Aguada hasta la iglesia se traza la calle Real donde se construirán las nuevas edificaciones, sin cambios durante los siguientes tres siglos. Una vez entrado el siglo XVIII, tras los fracasos por mantener a la Villa intacta de los saqueos de los piratas, es rechazado el ataque naval de Windham ya que el carácter de los vecinos creció y los hidalgos decidieron construir un núcleo más nobre con una dignidad superior a la anterior. También hay que tener en cuenta que la economía a lo largo de los siglos siguientes fue irregular y también fue acompañada de tendencias arquitectónicas y fueron conformando la ciudad que hoy presenta ante nuestros ojos. No hay que olvidarse como se comentó antes del silbo gomero, que por fortuna en los colegios de La Gomera lo enseñan para que no se pierda esta gran joya cultural y tradicional de la isla, tan necesaria antaño para comunicarse en la lejanía de las montañas. Tras lo expuesto, se aprecia como La Gomera es una isla que se ha de visitar sin duda alguna y que está llena de historia, lugares recónditos y hermosos de visitar. Sitios que son producto de millones años de erosión, dotados de vegetación única como la laurisilva, y que puede disfrutar la familia al completo.
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